El anti-embajador del poker: ¿Es Daniel Colman un hipócrita?
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El circuito internacional del poker hoy solo parece hablar del joven pro de Massachussetts, Daniel Colman, quien no solo alimenta su figura con sus espectaculares resultados en corto plazo ( Big One for One Drop, Seminole, Alpha 8) sino con su abandono hacia los medios y su campaña en contra del poker cada vez que habla, lo denomina «un juego terrible, oscuro». Juego que tanto le ha dado, aún así lo rechaza de vientre, contrario a sus valores. «Hay gente que pierde parte de la vida en este juego, se vuelve adicta. Tiene su lado oscuro y no me interesa patrocinarlo» comunicó, volviéndose una suerte de anti-embajador del poker.
El gran espiral comenzó con su victioria por U$S 15 millones en el Big One for One Drop. La imagen de Colman apático ante su descomunal triunfo recorrió la red y el mundo; todos asombrados ante su falta de energía y emoción. Solo accedió a una foto, irguiéndose ante el pilón grotesco de dólares con una tibia mueca para la cámara oficial.
En la imagen detrás se ve a Negreanu sonriendo, abierto a las cámaras, carismático como siempre. En la comunidad del poker, esto contraria las dos corrientes del juego: el embajador del poker, jugador que hace del juego una marca; siempre dinámico, riendo, centro de la mesa y dueño de lecturas y momentos televisivos inspiradores. Del otro lado, el muchacho idealista que emergió de Internet, el tiburón hiper-agresivo bajo un nick, el grinder online; sin candor hacia los medios, sin presencia en la mesa. El que hizo su nombre jugando en vivo, contra aquel que masticó fortunas en frente de la pantalla. Aquel que va a jugar contra aquel que va a ganar. El embajador contra el anti embajador.
A Colman le llovió fuego por la inconsistencia de su discurso. Hay verdad en llamarlo hipócrita por su comportamiento: para avocar una causa hay que seguirla a rajatabla. Pero no es tanto como aquel político que condena la medicina paga y se atiende en consultorios privados. Colman no tiene responsabilidad sobre el pueblo o sobre los demás; juega para sí mismo; y dice lo que piensa. Y lo que piensa es verdad: hay un lado oscuro en el poker, y puede hacerle mal a personas.
¿Es un hipócrita? ¿Porqué no deja el juego si tan malo le parece? Tal vez sea débil. No le debe gustar quitarle plata a gente con problemas, pero en el circuito que se maneja dudosamente los vea. Tal vez sea por comodidad. Es muy tentador quebrar una línea moral por más de 20 millones. Pero Colman es estrictamente fiel a su verdad, prefiere no promocionarlo por esas razones: tal vez lo deje cuando empiece a irle mal como aquellos que conocieron «el lado oscuro del poker», y por el momento no parece serlo.