Sección: APUESTAS DEPORTIVAS
Titulo: Apostar a la legalidad
Por: José Viaggio
En los últimos años, los casos de resultados deportivos arreglados aumentaron de la mano de los sitios de apuestas ilegales en la web. Con miles de millones de dólares en juego y sin una regulación firme, Internet se convirtió en el paraíso para muchas de estas organizaciones cuasi mafiosas.
Mientras usted, lector, comienza a leer esta nota, más de 10 millones de personas en todo el mundo están apostando cerca de 200 millones de dólares en pronósticos deportivos. Parece increíble, pero es real. Y la cifra cada día aumenta más. En los últimos años, el auge de las apuestas en Internet creció sin parar, tanto que trajo aparejado un mal que cada vez es más difícil de desterrar: las apuestas ilegales, que mueven tanto o más que las permitidas.
Casi a diario se conocen noticias sobre partidos –del deporte que fuere– de dudoso resultado. Y casi a diario se conocen, también, noticias sobre personas u organizaciones clandestinas de apuestas ilegales. La más reciente involucra al fútbol. Semanas atrás, la UEFA (Unión de Federaciones de Fútbol Europeas) reveló que más de 200 partidos en Europa –entre ellos tres partidos de la Champions League, el torneo de clubes más importante del mundo– están sospechados de haber sido manipulados para favorecer a una red ilegal de apuestas radicada en Alemania: las ganancias, según la fiscalía de Bochum, ascenderían a 10 millones de euros. La UEFA ya catalogó el incidente como “el mayor escándalo hasta ahora en el fútbol”.
Y en el deporte más popular del mundo es donde se encuentran la mayor cantidad de casos de corrupción, en cualquier país y en cualquier liga. Por dar un ejemplo, en abril pasado, el máximo organismo europeo suspendió por ocho años de cualquier competencia continental al FK Pobeda, de la Primera División de Macedonia. El 13 de julio de 2004, por la fase previa de la Champions League, se enfrentó al Pyunik, de Armenia, que se impuso 3-1; en la revancha, el 21 de julio, empataron 1-1. Entonces, la UEFA recibió una denuncia que alertó sobre “una actividad inusual en las apuestas” y tras una investigación se decidió la sanción para el club macedonio. Otro de los casos más recordados es el del árbitro alemán Robert Hoyzer, que manipuló ocho partidos de la Bundesliga para favorecer a un amigo suyo. Y la corrupción no es nueva. En 1980, Milán y Lazio, dos de los poderosos de la Liga italiana fueron condenados al descenso a la Serie B por apostar clandestinamente en sus propios partidos, arreglados previamente.
En Argentina, el presidente de la AFA impulsa –sin éxito– desde hace varios años que se legalicen las apuestas telefónicas y por Internet, actividad que le permitiría recaudar más de 25 millones de dólares al año. Los riesgos están a la vista: donde hay apuestas, hay arreglos.
El tenis es otro de los deportes donde las sospechas están a la orden del día. Y uno de los casos más emblemáticos tuvo como protagonista a un argentino, Martín Vassallo Argüello, en 2007, en uno de los partidos del torneo de Sopot ante el ruso Nikolai Davidenko. Después de ganar el primer set y perder el segundo, el ruso se retiró en el tercero. En medio del desarrollo del partido, el sitio de apuestas británico Betfair registró un caudal de apuestas “anormal” –siete veces más– a favor del argentino. Davidenko fue investigado por la ATP y Betfair anuló 4,5 millones de euros que habían sido apostados.
Gran parte del movimiento actual a nivel mundial se da en Internet. El crecimiento de la red de redes abrió un abanico de oportunidades para todos los gustos, legales e ilegales. Así como el poker tuvo su explosión en la web, también lo tuvieron los pronósticos. Bwin o Betfair son dos de los mayores sitios de apuestas a nivel mundial, con millones de usuarios, pero pertenecen a una minoría que hace las cosas bien. Se estima que en la red existen 15.000 páginas, de las cuales 13.000 son ilegales, que mueven en conjunto unos 15.000 millones de euros anuales. Para dar cuenta del crecimiento, en 2003 la industria de las apuestas era de “apenas” 3.800 millones de euros. Según Christiansen Capital Advisors, una empresa de investigación, los ingresos de Betfair aumentaron de unos 40 millones de euros en 2003 a unos 235 millones el año pasado.
En Estados Unidos, donde las apuestas están prohibidas, es, justamente, uno de los países con más índices de corrupción. Según un informe de la cadena CNN, los estadounidenses gastan al año ilegalmente más de 2.000 millones de dólares en apuestas y juegos de azar por Internet. En ese país, las leyes sobre juego no contemplan el ámbito de la web. En agosto pasado, la policía de New York desmanteló una red, en la que estaba involucrada la mafia genovesa, que había movido unos 13 millones de dólares durante un periodo de 19 meses, en los que gestionaron apuestas sobre partidos de fútbol americano, básket, hockey y béisbol, tanto profesional como universitario.
Uno de los paraísos de la ilegalidad es Asia, allí se encuentran las organizaciones más grandes. Este año, en China, fueron descubiertas seis que habrían generado más de 7.300 millones de euros en los últimos cinco años.
Por ahora, un fallo del Tribunal de la Unión Europea determina que un Estado puede negarse a que las compañías registradas operen en su territorio si sospecha que su actividad puede fomentar el arreglo de partidos. Pero ése es sólo un pequeño paso para luchar contra el fraude. Mientras tanto, los miles y miles de sitios ilegales que existen en la red y recaudan millones de dólares siguen vivitos y coleando.
