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Revista N°7 – Del Ajedrez al Poker

Sección: HISTORIAS
Titulo: Del Ajedrez al poker
Por: Sebastián Gatell

Mi nombre es Sebastián, soy de San Pedro, Buenos Aires. Voy a narrarles mis primeras experiencias en el mundo del poker sin antes dejar de mencionar mi paso por el ajedrez.

El juego ciencia me llamó la atención desde que era muy chico, y lo curioso es que en mi casa no tenía ajedrez y a mis amigos no le gustaba jugarlo, por lo que siempre me quedaba con las ganas. Recuerdo que ya un poco más grande, cerca de los 14 años, iba a la casa de un amigo vecino para poder jugar con el hermano. En mis últimos años de la secundaria viví una época de fervor con mis compañeros de escuela, con quienes nos juntábamos a jugar en un bar. Era todo muy parejo, diría casi que ganábamos todos por igual. Un día, un familiar al enterarse de mi afición por el juego me pasó un libro que había encontrado en su casa. Era el primer tomo del “Tratado General de Ajedrez”, de Roberto Grau. Realmente si a alguien le interesa adentrarse en el mundo de los trebejos, esos libros son un camino de ida.
Lo cierto es que después de leerlo (sin siquiera tener que estudiarlo en profundidad) las partidas con mis amigos en aquel bar dejaron de ser parejas. No voy a decir que era invencible, pero había una diferencia importante.
Al poco tiempo, y con algunos hechos bastante casuales, un tío me anotó sin avisarme en un torneo de ajedrez. Tuve una actuación interesante, teniendo en cuenta que nunca había jugado por tiempo. Ahí comencé a tomarme el estudio en serio. En el ajedrez, para poder jugar torneos hay que estudiar. El que no entienda esto no puede progresar nunca. Al año siguiente pude vencer en un torneo de modalidad pensada al que era el campeón de mi ciudad.
Luego me fui a estudiar a Buenos Aires, pero como no estaba conforme en cómo se trataban algunos temas estuve alejado unos seis años de la práctica.
En el 2000 volví a la competencia y en el 2002 me consagré campeón Sampedrino. Así y todo era consciente de que no sabía nada. Entendía que todas las cosas que me quedaban por aprender son interminables. Pero el dilema central y real es que de algo hay que vivir. ¿Si uno cuenta con un trabajo, vale la pena invertir horas y horas para perfeccionar su juego? A esto había que sumarle que en San Pedro no hay federación y para poder ascender hay que ir a jugar afuera. Un gasto que por esas épocas (después de la crisis del 2001) lejos estaba de afrontar, así que decidí dejar de dedicarle tiempo.
En 2005 el círculo de ajedrez se disolvió. Mi pasión resurgió en esta adversidad y me terminé haciendo cargo del grupo. Con un gran esfuerzo pude traer al gran maestro Ariel Sorin a dar unas partidas simultáneas. Creo que el pensaba que el
nivel era más flojo porque terminó cansadísimo. Así y todo aceptó ser invitado a cenar y fue entonces cuando un compañero ajedrecista le preguntó: “¿Ariel, qué fue de la vida de Hugo Spangenberg y Pablo Zarnicki?”. Estamos hablando de jóvenes promesas del ajedrez nacional de años anteriores, de quienes no se tenían noticias. Y la respuesta que dio el Gran Maestro no la voy a olvidar nunca: “¿Spangenberg? Muy fácil, encontró una actividad más rentable… está jugando al poker”
¿Dejó de jugar al ajedrez para jugar a las cartas? ¿Cómo puede ser esto? Me hice estas preguntas por que siempre tuve cierto desprecio por los juegos de azar, quizás porque nunca sentí que la suerte iba a estar de mi lado. Pero evidentemente esto no debía de ser tan sencillo, alguien no puede dejar de jugar ajedrez luego de llegar a ser campeón argentino (Hugo a los 18 años) para dedicarse a tirar la plata en la ruleta, pensé.
Yo no sabía lo que era el poker, así que imaginé cosas como que Huguito estaba contando cartas en Las Vegas como hacia Dustin Hoffman en la película “Rain Man”. Pensé: “El tipo debe ser un genio y hace algo que solo algunos pocos pueden o algo por el estilo”.
En 2008 me alejé del ajedrez casi definitivamente, cansado de tener que organizar todo y que te dejen solo, como suele pasar siempre en cuestiones amateur. A fines del año pasado, casualmente, me encontré con Oscar Rotundo, que empezó a hablarme de poker. Me contó que estaba jugando torneos en vivo y on-line y que también Nahuel Cabrera, gran ajedrecista joven de mi ciudad y amigo, estaba jugando al poker en un ciber.
Esto hizo que me convenciera para investigar un poco el asunto. Me puse a buscar en Internet y encontré un libro de David Sklansky. Ya las primeras páginas tiene el poder de convencerte de que esto no es un simple juego de azar. Tiempo después llegó a mis manos el número 1 de la revista Pokerlogia, que casualmente tenía a Fernando Gordó, sampedrino, en su tapa.
Creo que como la mayoría, comencé con una cuenta de poker gratuita como para ir entrando en calor y entender lo básico, pero la verdad que aprender a jugar en mesas donde todo el mundo no hace más que tirar all-in pre-flop se empezó a tornar bastante aburrido. Así que conseguí unos dólares que me pasó un amigo, lo suficiente como para aprender a jugar y comencé con dinero real. Lo que pronto me llamó la atención en este nuevo juego-deporte es que, a pesar de que cada vez observaba un mayor número de aficionados, la mayoría demostraba tener un desprecio increíble sobre la teoría. Digo increíble porque todos los que compiten en algo se entrenan o tratan de progresar, pero esta disciplina además tiene la particularidad de poner en juego el crecimiento o decrecimiento de al menos una parte de tu patrimonio, sino todo.
Creo que como mínimo antes de empezar a jugar torneos por dinero una persona tendría que saber de lo que se está hablando cuando alguien se refiere a la gestión de banca –bankroll-, ya que esto podría evitar que uno lo pierda todo, ni más ni menos.
A la mayoría de los jugadores, sobre todo principiantes, hacerles ver algo de teoría así sea en video es algo casi imposible. Los que hace mucho juegan al poker pueden arrojar frases como “hace tantos años que juego que… ¿quién podría enseñarme algo más?”. Yo podría haber seguido jugando ajedrez con mis compañeros de clase en aquel bar hasta hoy, pero ¿cuánto habría progresado?
Es cierto que a diferencia del ajedrez, una persona que sabe poco tiene sus chances de ganar. Quizás esto es lo más increíble y atrapante del poker. Algo que los profesionales no cambiarían por nada del mundo, ya que esto mismo es lo que acerca a los inexpertos al juego y lo que lo torna rentable.
Yo creo que alguien, por más que gane un torneo importante, no logrará aprender los secretos más importantes que encierra este apasionante juego si no es capaz de abrirse y tratar de aprender lo que otros enseñan.
Por ahora voy a seguir intentando progresar cada día un poco más y si algún consejo les puedo dar es que habiendo tanta teoría a mano en Internet acerca de Pot Odds, tablas de manos iniciales, concepto “M”, Set Value, tabla SAGE y demás, la usen, lean.
¿No estamos dando demasiada ventaja si al estar sentados en una mesa somos los únicos que no tenemos la menor idea de todo eso? Te invito a discutir y aprender sobre este y otros temas en la sección especial del foro de Pokerlogia.

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Fernando Gatto

Content Planner & Community Manager - LATAM. Con más de 20 años informando sobre todo lo que pasa en el mundo del Poker en español. Desde 2004 trabajando con programas de afiliados de Poker y monederos electrónicos. Desde 2008 presente en SAGSE y participando en EG PowerLatam - Desde 2009 cubriendo en vivo la WSOP - Serie Mundial de Poker en Las Vegas - 2009/2010 CEO y Director de la Revista Pokerlogia - 2011 Colaborador en la Revista CardPlayer - Desde 2009 hasta hoy CEO de Pokerlogia.com - Desde 2019 hasta hoy creando contenidos y manejando las Redes Sociales de 888Poker para LATAM.

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