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Recuerdos de Las Vegas: Mi primer torneo en la WSOP

Se acerca el 26 de Mayo, el día planeado para que comience la edición número 51 de la Serie Mundial de Poker en Las Vegas. Pero llegó el Coronavirus y por primera vez en su historia la WSOP se tuvo que posponer. Así que ahora en vez de estar planeando el viaje y la cobertura del Main Event, estoy recordando con nostalgia algunos momentos vividos el año pasado en la ciudad que nunca duerme.

Uno de mis sueños personales relacionados al poker era jugar un evento de la WSOP y gracias a la ayuda de un generoso primo que confió en mí pude cumplirlo en la última Serie Mundial. El torneo elegido fue el debutante Mini Main Event, que tenía el mismo stack y las mismas ciegas que el Main Event, pero con dos grandes diferencias: la entrada era de u$s 1.000 y los niveles subían cada 30 minutos en vez de 120.

Se esperaba una gran convocatoria y por ello me anoté unos días antes del comienzo. Primer consejo que les doy a los que nunca viajaron: nunca se anoten el mismo día del torneo, ya que pueden tener largas filas para hacerlo. El día del evento las colas para anotarse llegaron hasta afuera de los salones del Río y cientos de personas no pudieron jugarlo.

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La noche anterior me fue difícil dormir pensando en que estrategia iba a emplear en la mesa. ¿Tratar de hacer fichas desde el inicio con un juego suelto y agresivo? ¿Jugar solo buenas manos en los primeros niveles para crear una imagen firme y luego soltarme? Llegué a la conclusión de que lo mejor era ver cómo jugaban mis rivales y luego adaptarse a ello.

Llegó el día: Lunes 1° de Julio del 2019. Armé la mochila con todo lo necesario: buzo (los salones tienen el aire acondicionado al máximo), ipod cargado, protector de cartas (un pequeño escudo de Boca Juniors), botella de agua y un pequeño anotador. No fue necesaria llevar la credencial de prensa, esta vez iba a ser yo quien esté sentado tocando los naipes y las fichas.

La adrenalina comenzó desde que bajé del ascensor y me uní a la marea de jugadores que iban hacia los diferentes sectores del Casino Río. Me tocó en uno de los salones laterales más chicos, pero antes entré por el salón Pavilion para ver como cientos de jugadores iban buscando su mesa y ya empezaban a jugar con las fichas.

Mi destino: Salón Miranda, Mesa 607, Asiento 2. Luego de presentar el pasaporte me devolvieron un reluciente y hermoso stack de 60.000 puntos. A las 11 horas comenzó el torneo con los 6 salones (los 3 salones principales y 3 secundarios) a su capacidad máxima y cientos de personas esperando para entrar cuando hayan eliminaciones.

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Las ciegas comenzaron en 100/200, por ende todos empezamos con 300 ciegas grandes y en la «Zona Verde» según el viejo y querido Dan Harrington. Pero era importante saber que ese stack se convertiría en 60 ciegas en tan solo 4 horas. Los niveles subían cada 30 minutos y no se podía «hacer la plancha» esperando buenas manos.

Me puse un auricular con reggae tranquilo para los primeros niveles, pero luego me lo saqué ya que en el salón se escuchaba la mejor música: el ruido de las fichas. Ese maravilloso sonido me hizo olvidar un poco los nervios y me trajo a la realidad: estaba cumpliendo un sueño mientras representaba a mi país y tenía la posibilidad de jugar por enormes premios y un brazalete de oro.

Traté de prestar atención a las manos de mis rivales en el showdown, para intentar catalogarlos en un estilo de juego y luego ajustarme a ello. Mis rivales parecían saber lo que hacían y eran agresivos en su mayoría. Hay un dicho que dice que si no reconocés al fish en la primera hora de juego el fish sós vós y me estaba preocupando no encontrar a ninguno!

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Y llegó la mano bisagra: Nivel 8 en ciegas 500/1.000 y Big Blind Ante de 1.000 un jugador agresivo en posiciones medias (stack de 75K) sube a 2.500. El resto de la mesa foldea y veo la mano soñada: AA. Tengo 60K en mi pila de fichas y respondo con un 3-Bet a 7.500. Las ciegas foldean y el villano hace call.

Pozo: 17.500. Flop: K85. El villano se da check y continúo casi de forma automática con 12.000. Primer error que cometo: No hay que jugar como un robot y todas tus acciones deben tener una razón. ¿Por qué apostar? ¿Cuánto apostar? ¿Qué hacemos si responde con una subida? No me hice ninguna de esas preguntas.

El villano hace check-raise de 25.000. El pozo ya tiene 54.500 fichas y me quedan 40.500 atrás. Si pago la subida me comprometo con el pozo, por lo que tengo dos opciones: ir all-in o foldear. Es momento de ponerlo en un rango de manos y solo se me ocurren estas: A-K, K-Q, 8-8, 5-5 y proyecto a color con cartas Broadway.

Puedo hacer una jugada conservadora y foldear mis Ases, quedándome con 40 ciegas para seguir disfrutando mi debut en la WSOP. O puedo ir all-in para intentar ganar la mano con su fold (poco probable) o en el showdown. Mi instinto me decía que mis Ases podrían estar perdiendo, pero la naturaleza del torneo turbo me convenció de elegir la jugada agresiva y arriesgar el torneo. Fui jugado, me pagó con 5-5 y no vino el milagro en las calles siguientes.

Llega así el peor momento de un torneo: decís «Good Luck», agarrás tu mochila y mientras te vas del paraíso escuchás al dealer que dice «Seat Open!» para que un nuevo jugador ocupe tu silla. Todas las ilusiones quedan aplastadas cuando el croupier reparte la quinta y última carta. Así son los torneos y hay que aceptar la varianza que poseen. A pesar del enojo por la eliminación tengo la sensación de que no va a ser el último torneo de la WSOP que juegue.

Conclusiones:

  • Siempre tené un plan en la mano para anticiparte a la acción.
  • A la hora de tomar decisiones pensá la razón de cada una de ellas.
  • No juegues de forma automática sin tomarte un tiempo para pensar la mejor acción.
  • Arriesgá el torneo con una mano fuerte o en un buen spot.
  • Si tenés dudas, tu instinto puede ayudarte a decidir.
  • Es importante descubrir los errores que hayas cometido durante el torneo, buscando manos que podrías haber jugado distinto y acciones que te dejaron dudas.

Una última reflexión: Si sueñan con jugar un torneo de la Serie Mundial de Poker hagan lo posible para cumplirlo, no se van a arrepentir. Conocer Las Vegas y jugar en la WSOP es una experiencia única, que se disfruta de principio a fin sin importar el resultado del torneo.

El Mini Main Event de la WSOP 2019 tuvo 5.521 jugadores y repartió u$s 4.968.900 en premios. El argentino Andrés «Cacho» Korn estuvo muy cerca de ganar su segundo brazalete al quedar tercero, cobrando u$s 287.219. Lo estuvimos alentando en la tribuna, donde puse mi remera de Argentina. Pueden leer un resúmen y la entrevista que le hice a Cacho en esta nota.

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Santiago Garcia Mansilla

Padre de 2 hijas. Productor de seguros. Autor de @cuentosdepoker.

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